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miércoles, 20 de mayo de 2015

Besarás muchas ranas,...


Besarás muchas ranas antes de encontrar al príncipe. Y es que de 3.000 ideas brillantes, solo se desarrollan 4 y de estas una acaba funcionando, en el mejor de los casos. Lo normal es que la mayoría de innovaciones fracasen en el mercado. Aún así merece la pena la innovación. Un producto ganador permite disfrutar de un mercado sin competencia. Un océano azul para nosotros solos.

La pre-selección de ideas es un momento clave. Como hemos visto en el video el propio Steve Jobs empezó diseñando el Ipad pero lo paró para centrarse en el Iphone. Probablemente se dió cuenta de que era más fácil vender un teléfono mejorado que dar el salto a un producto nuevo completamente. Cuando vieron que el Iphone era un éxito se pusieron a desarrollar el Ipad. Y aprovecharon todo lo que funcionaba con el Iphone para aplicarlo. Recuerdo que cuando apareció el Ipad había una cierta mofa con un aparato que no se veía su utilidad. Un humorista decía "¿Ipad?, ¿I- pad que lo quiero?". Steve Jobs era un visionario. No hacía estudios de mercado; "No es tarea de los consumidores saber lo que quieren. Es difícil que (los consumidores) te digan lo que quieren cuando nunca han visto nada remotamente parecido". Steve Jobs era un genio y debemos aprender todo lo posible de él. Su obsesión era crear productos "extraordinariamente geniales que nos gustaría usar a nosotros" y lo logró. También es famosa aquella frase de John Ford que decía "Si hubiera preguntado a mis clientes que querían me hubieran pedido un caballo más rápido"

En nuestro país José García Carrión afirmó en una entrevista para la revista Emprendedores que   “La investigación de mercados sirve para hacer lo contrario”. Y es que el visionario que lanzó Don Simón en 1980 fue duramente criticado por el sector. Se dijo que estaba poniendo el buen nombre del vino español por los suelos empaquetandolo en un tetrabrick. El tiempo le ha dado la razón. Hoy Don Simón es el vino español que más se bebe en el mundo. Pero García Carrión tiene  marcas de gama media y alta que lo posicionan en las denominaciones de origen más importantes del país. Las cuales exporta a los principales mercados mundiales. Un imperio al rededor del vino y los espumosos que debe parte de su éxito a Don Simón. 


Pero entonces, ¿qué hacemos? Pasamos de la metodología y nos lanzamos o somos ortodoxos. 


Genios hay muy pocos, poquísimos. Yo por lo menos no lo soy. Así que recomiendo implantar herramientas de diseño de producto y seguir metodologías probadas para minimizar el riesgo de fracaso. 


Una clave es contar con clientes al rededor de nuestras innovaciones para que aporten su visión sobre el acierto de nuestras iniciativas. Sin olvidar que cuando preguntemos a los clientes, la distancia entre "Compraría el producto" y "Comprarlo" está separada por varios kilómetros de distancia. Ojo con las encuestas, no vaya a ser que nos las creamos.  


Puede servirnos evaluar el nivel innovador de nuestro producto haciéndonos las siguientes preguntas, cuyas respuestas deberemos anotar por escrito para trabajar con ellas:




¿Este producto es nuevo para nuestra empresa? ¿Es nuevo para el mercado? ¿Resuelve problemas conocidos? ¿Produce beneficios sustanciales y diferentes?¿Exige cambios de comportamiento? ¿Tiene un alto coste total? ¿En qué etapa del ciclo de vida de la tecnología se encuentra? ¿En qué etapa del ciclo de vida del mercado se encuentra?

Continuará....